sábado, 13 de agosto de 2011

Vitin Aviles Una Voz Que Prevalece A Través Del Tiempo

La trayectoria artística de Víctor Manuel Avilés Rojas, conocido por todos como Vitín Avilés, abarcó fructíferas pasantías por varias de las más célebres orquestas exponentes de la música afroantillana, colaboraciones discográficas con otras tantas y exitosas etapas como solista. Este admirado cantante fue calificado por los críticos más exigentes como tan buen rumbero como bolerista. Dicho en palabras claras, se trata de un intérprete versátil y de estilo único. A juicio de muchos de sus seguidores, su mayor mérito lo constituyó haber sido seleccionado por Xavier Cugat como vocalista del álbum “Merengue by Cugat!” (CBS, DKC-10454), grabado en 1955, respondiendo a la petición del entonces dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo. Tal producción sigue siendo considerada la más exitosa, a nivel mundial, en la historia del merengue.

Irónicamente, el nombre de Vitín Avilés alcanzaría pleno cartel estelar a partir de 1974, luego de más de 30 años de intenso quehacer artístico, durante los cuales intervino destacadamente en cerca de 40 álbumes de música cubana tradicional y salsa, acompañado por bandas y conjuntos estelares. Aquel año grabó el disco de boleros “Canta al amor” (Alegre, SALP-8676) que generó tres exitazos: “Fui más leal” y “¿Por qué ahora?” (de Bobby Capó) y “Temes” (de Tite Curet Alonso). Esta producción es considerada un clásico de la discografía nacional.

Vitín Avilés era un músico intuitivo. Jamás estudió canto ni instrumento alguno. Nació el 30 de septiembre de 1924 en el barrio San Silvestre, Mayagüez. Durante su temprana juventud ejerció el oficio de barbero que aprendió con su progenitor, al tiempo que hacía sus pinitos como aficionado en diversos programas de la radioemisora WPRA en su natal Mayagüez. Por su privilegiada voz, se le anunciaba pomposamente como «Mojiquita», remoquete con que se pretendía compararlo con el aclamado tenor mexicano José Mojica.

En 1943 emprendió su carrera profesional al incorporarse a la Orquesta Hatuey, dirigida por el pianista William Manzano. Con aquella organización, en la que también figuraba Mon Rivera, estuvo cerca de un año. Y, luego de varios meses en Orquesta Anacaona, del pianista cubano Abdías Villalonga, decidió radicarse en San Juan, en 1944.

En la Ciudad Capital encontró rápidamente acomodo en la naciente orquesta del trompetista Miguelito Miranda. Fue acompa?ado por esta banda que, en 1947, grabó un disco por primera vez. Tal placa (78 rpm) contenía la guaracha “La televisión”, en cuya letra sus autores, los cubanos Tony Fergo y José Carbó Menéndez, anunciaban la llegada a Latinoamérica del que sería considerado “el invento del siglo”. Pocos meses después, nuestro biografiado decidió establecerse definitivamente en Nueva York que, entonces, era una de las plazas más importantes para los músicos hispanos.

En la Gran Urbe agotó una pasantía de doce años (1947-1959) con la famosa orquesta del cubano Pupi Campo, también cantante. No obstante, en el interín colaboró en grabaciones con la Lecuona Cuban Boys, Machito & His Afrocubans, las encabezadas por Enrique Madriguera, Moncho Usera, Tito Puente y Tito Rodríguez, así como con Payo Alicea & Sexteto La Playa, el Cuarteto Marcano y, como apuntamos al principio, con la gran banda de Cugat.

Culminado su ciclo con Pupi Campo, este talentoso puertorriqueño fue reclutado por su compatriota Noro Morales, con cuya orquesta trabajó en muchas ciudades de Estados Unidos y en Puerto Rico. Desde 1959 hasta el fallecimiento de aquel virtuoso pianista, actuó permanentemente en el Hotel La Concha, en San Juan, aunque mantenía su residencia oficial en Nueva York. Posteriormente, fue vocalista oficial de la batuteada por Usera (1964-1965); dirigió su propio combo y grabó como solista para los sellos Seeco y Musicor, así como con Steve Hernández y Su Orquesta Latinoamericana (1970). Durante el período 1971-1975 – además de actuar frecuentemente frente a su grupo – fue habitual en la nómina de la banda de Charlie Palmieri. Con éste se acreditó tres exitazos: las guarachas “La vecina” y “La hija de Lola” (originales de Raúl Marrero) y el bolero “Dueña de mi corazón”, de Pepé Delgado.

A su álbum mejor vendido, “Canta el amor”, cuya producción dirigieron Tito Puente y Joe Cain, le siguió el titulado “El mensajero del amor” (ASLP-6004), editado por Alegre Records en 1975 y cuya dirección musical se delegó en el argentino Horacio Malvicino. A raíz de aquellos lanzamientos se recrudeció una vieja polémica basada en la similitud de su estilo y de su timbre vocal con los de Tito Rodríguez. ¿Quién imitaba a quién? Tal era la incógnita que muchos admiradores de ambos anhelaban develar. Pero, en realidad, ninguno intentó jamás imitar al otro. Todo era pura coincidencia. Se recuerda que, en 1954, compartieron la grabación de un disco con cuatro canciones en 33 rpm. Y, cuando cada cual hacía solos, hasta a los más fervorosos seguidores de ambos les resultaba difícil diferenciarlos. Por otro lado, tanto Vitín como Tito, amigos desde muy jóvenes, disfrutaban de la controversia que había surgido en torno a ellos y nunca uno acusó al otro de pretender imitarlo, aunque la mayoría de los coleccionistas y conocedores seguirían insistiendo en que la característica de acortar la duración de las notas “dejándolas caer” y entonar semi-hablando las melodías, así como el peculiar timbre vocal que guiara al estrellato a Tito Rodríguez se evidenciaron primero en Vitín Avilés.

Desafortunadamente, la compañía Fania – que había adquirido el catálogo Alegre – no dio seguimiento al impacto de aquellas producciones bolerísticas que hubieran encaminado a este gran cantante hacia la consagración definitiva. Además, en Nueva York, Puerto Rico, Venezuela y otros mercados importantes la radio limitó la difusión de música romántica para dar paso a la balada pop, forzándolo a concentrarse en el ámbito salsero. En 1979 grabó en Caracas el álbum “Vitín Avilés con la Súper Orquesta Venezuela” (Velvet, GS-3007), compartiendo las vocalizaciones con Nelson Pinedo y Nelson Alizo, éste último, también pianista, arreglista y director de la referida banda. A partir de los 80 dedicaría la mayor parte de su actividad musical al trabajo de estudio, integrando los coros en grabaciones de otros artistas. Con cierta regularidad se presentaría en salones de baile acompañado por diversos conjuntos.

Vitín Avilés contrajo nupcias con la dama Isabel González en 1983. De su primer matrimonio es fruto Víctor Manuel Jr. (n. en 1944), quien se desempeña como mecánico de la empresa Norelco. Tiene otro hijo, Christopher (n. en 1979), que es adoptivo. Hasta el 2000, había grabado 50 álbumes como cantante de orquestas estelares y en calidad de solista. Sus colaboraciones con otros solistas y agrupaciones salseras integrando los coros sobrepasaron el centenar.

El artista mayagüezano que se conoció en el ambiente como “El Cantante del Amor” falleció el 1ero de enero de 2004 en un hospital de Manhattan en la ciudad de Nueva York.